LA ESCUELA , EL MATE Y LA COCINA A LEÑA -AMÉRICA COMPARINI SALAS - TALAGANTE,
A Patricia y Georgina Vergara Rivas, entrañables hermanas del corazón ...y a su madre la señora Nolfa Rivas y su generoso calor sureño.
Cada vez que mis ojos se detienen en aquellas fotografía hermosas del Sur y sus cocinas a leña , mi corazón se llena de gratitud y nostalgia.
Me retrotráe y me lleva a esos pueblitos bellos con bosques de pinos, eucaliptus ,yerbas olorosas y lluvias.
Pero por sobre todo a personas cálidas y afables, como las " chiquillas Vergaras " y personas sureñas que he conocido.
Y me rercuerda el aroma exquisito del pan recién horneado, ese inconfundible perfume que se expande en sus vapores al abrirlo con las manos.
Fui muy afortunada , porque viviendo en plena ciudad y capital de nuestro país , tuve amigas de la infancia, cuya madre era oriunda de Collipulli y conservaba toda su esencia de campesina diáfana y alegre con las tradiciones y generosidad propias de su tierra natal.
Muchas tardes de la infancia, fuimos a su casa, mi hermana pequeña y su mamá.
En realidad esta amistad nació y surgió entre nuestras apoderadas en una reunión de curso en la Escuela Anexa a la Normal Número 1 República de Panamá, una escuela fiscal modelo o piloto como le llamaban , con una metodología moderna en relación a las otros colegios.
Un tío, hermano de mi padre y profesor , con mucha visión, conocimientos nos matriculó a mi prima y a mi en ese colegio.
Contaba con una gran Biblioteca y lectura obligada semanal , yo amaba ese día para ver hermosos libros con láminas que me hacían soñar.
Aunque mi padre siempre nos compraba en una gran Feria de libros en Alameda entre Ahumada y Estado, en los famosos Juegos Diana
Había un gran salón y auditorio , dónde todos los Lunes, un Acto con la canción Nacional abría la semana escolar y por cursos en orden cronológico, debíamos representar dramatizaciones.
Participé en varias y en una oportunidad tuve que hacer de "Javiera Carrera" y lanzar lejos de un puntapié un brasero a los soldados realistas, que eran niñas disfrazadas de soldados y debían impostar la voz.
Después de clases se realizaban los ensayos, algunas veces eran graciosos y reíamos mucho , como cuando al golpear el brasero como lo requería el personaje , mi zapato salió volando y cayó a la platea, provocando una gran algarabia y enojo de la maestra , que me miró con ojos inquisitivos. Debo confesar que mi conducta y desorden eran habituales y mis compañeras me seguían.
El salón de Actos sin butacas era nuestro gimnasio en días de Invierno con lluvia
Las clases nunca se suspendían ,en el enorme patio, podíamos ver a la profesora trotando en su buzo azul , que hermosa y espigada nos hacia clases de Educación Física con un sonoro pito que la acompañaba y moderaba nuestra conducta y ejercicios.
Allí también nuestra profesora de Baile Español Flor Hernàndez , nos enseñaba a bailar sambras, como " España Cañí", pasos dobles como "12 cascabeles" y Jota Aragonesa, tocar las castañuelas y zapatear.
Esto era una actividad extra y pagada, porque requería de la compra de vestidos, tacones y castañuelas y no todas las alumnas tenían habilidad para el baile.
Aledañas a nosotras y abierto sin cierres algunos, estaba la Escuela Normal N 1, dónde las alumnas mayores estudiaban para ser maestras.
La escuela tenía amplias y bien iluminadas aulas o salas de clases con grandes ventanales , dónde las mesas del alumnado se juntaban y unidas formaban un cuadrado que trabajaba en ' equipo".
También como parte de programa de estudios había una enorme cocina y bodega , dónde se enseñaba Clases de Cocina y Repostería 1 vez a la semana; eran muy entretenido.: Economía Doméstica se llamaba.
Varias señoras auxiliares , vestidas de blancos delantales o celestes , nos servían un espumoso
jarrito de leche que debíamos beber obligadamente, nos gustará o no...también nos daban 1 bolsa de plástico con leche en polvo, que muchas veces abríamos y comíamos de pura glotoneria so pena de atragantarse o ahogarse.
Entre las clases entretenidas existía la de Artes Plásticas y Dibujos y la de Jardineria , el mayor encanto de ésta última, era plantar, llenarse las manos de tierra , sembrar o plantar y ver después florecer nuestras plantitas e ir al Invernadero de la Quinta Normal o al Museo Natural, que quedaba en la calle Matucana muy cercano a la Escuela.
En Algunas ocasiones ,nuestras vecinas y futuras profesoras de la Escuela Normal, venían hacer su práctica o dar examen de grado con nosotras, acompañadas con bonitas láminas de juegos educativos y pegatinas con figuritas en ellas, para tal trabajo nos llevaban tapitas de bebidas con blanco engrudo, hecho con harina y agua hervidos, adentro y palos de fósforos con algodón en las puntas .para pegar.
Otras actividades extraprogramáticas eran las funciones de Cine en el auditorio y nos daban películas educativas generalmente, como historias dentales, microbios y cuidados de higiene.
Lo único insoportable para mí eran las clases de Labores y Bordado .
Detestables porque se me enredaban los hilos y debía estar horas de horas sentada los días domingos tratando de bordar sin ayuda alguna. Salvo cuando mi padre en sus días libres se sentaba a mi lado, para que yo dejará de llorar y con paciencia infinita desenredaba los hilos y hacia nuevamente el bordado en cuestión . Recuerdo una toalla de osnaburgo, que tenía un hermoso burrito azul, dibujado y bordado por mi padre , que la profesora ridiculizó en clases , diciéndome: " dónde se ha visto un burro lavarse y secarse la cara" provocando la risa general del curso.
En verdad, yo sentí pena por mi padre , que era quien había hecho el trabajo y me fui a sentar muy dignamente, llevando secretamente en mi corazón la ternura y la dedicación suya.
Ella era la única profesora que no encajaba entre mis aggiornadas maestras y carecía de psicología para tratar niños.
Nunca imaginé, que años más tarde en mi trabajo en el Centro de Salud Mental ( Cosam)yo le enseñaría a mis alumnas y pacientes a bordar y hacer hermosos trabajos y exposiciones.
Tal vez la salida de madre de esa profesora ,me llevó a ser amable y cariñosa con quiénes enseñaba en una linda terapia.
La directora de la escuela era una maestra mayor, muy alta y delgada de cabello blanco peinado con un gran moño en la nuca y de aspecto muy distinguido y buenamoza llamada Argelia Ponce de León .
Nuestra maestra de primer año a cuarto básico o preparatoria , se llamaba Sabina Durán Alcayaga , era hermosa y dulce siempre con una sonrisa en sus sus labios. Siempre aparecía vestida con blusas y faldas de colores pasteles que realizaban su belleza, pero del 5 al 6 año, llegó otra maestra llamada Teresa Merchant Galliano, solterisima, de la cual siempre sospeché que estaba enamorada de mi bello padre, porque no había semana que no lo llamara hablar con ella, para tratar temas de mi educación y conducta, que realmente no era para tanto.
Su rostro sonriente se iluminaba frente a mi padre y su coquetería era notoria, para todos
Terminó yendo almorzar muchas veces a nuestra casa y llamándo afectadamente a mi padre Señor Comparini para darle formalidad.
En esa Escuela hermosa , diferente, en esa amable instancia , nació con las hermanas Vergara , nuestra amistad que perduraría toda una vida y nos haría querernos como grandes amigas.
La casa de ambiente y estilo sureño de Patricia y Georgina " las chiquillas Vergara Rivas", hijas de Nolfa y el viñamarino Luis , que era un ingeniero de Ferrocarriles del Estado y le daban una casita con oficina , a los pies de la Quinta Normal en una callecita breve del mismo nombre , que conducía al Túnel que se iniciaba en la Estación Central y recorría un tramo bajo la ciudad hasta llegar a la Estación Mapocho , cuyos rieles iban a terminar al Norte, lo que hoy se llama la Quinta Región .
No sé cómo se conocieron Luis y Nolfa, ambos de opuestos puntos cardinales y realmente de personalidades muy diferentes .
De ese amor nacieron Eduardo el hijo mayor y las dos niñas, nuestras compañeritas de la Enseñanza Preparatoria o Básica. .
Vilma era la hija mayor adolescente que la tía Nolfa aportó al matrimonio.
Está familia tenía en su preciosa casita de color celeste de corte rural y techo bajísimo,
cardenales rojos de olor acre y grandes árboles llamados moreros, que daban un fruto blanco y delicioso de forma de huso , como una diminuta piña ,cuyo acceso a ellas lograbamos por el techo , al cual trepabamos con una corta escalera para coger los dulces frutos, mientras jugábamos
Este árbol era muy cotizado en Japón , al oriente del mundo, por ser importante alimento del gusano de seda, con el cual elaboraban bellas telas.
Lo más grato de este hogar era su gran cocina a leña , hecha de fierro ,dónde se podía ver un depósito para los troncos de la leña y el rojo y palpitante color del crepitante fuego, cuyas chispas luminosas nos hacían arrancar.
En los días de invierno tan fríos y lluviosos la cocina calefaccionaba toda la casa.
Sobre uno de los 4 fogones y atizado por una tenaza de metal, constantemente hervía el agua de una gran tetera de aluminio lustrosa, brillante por la limpieza , con su vapor sonoro que nos invitaba a disfrutar de un delicioso mate, algunas veces con un chorrito de picardía, llamado aguardiente del sur o leche y un terroncito o pan de azúcar.
Acompañando está ambrosía , un perfumado pan amasado , que venia salíendo de ese horno maravilloso y se acompañaba de riquísimo queso derretido traído desde Collipulli, cuando la familia iba a vacacionar en el verano.
El mate se servía en una pequeña calabaza disecada y ahuecada con dibujos propios de la naturaleza y una bombilla de plata.
Allí había varias calabazas que desempeñan esta función , como varias bombillas, esto nos daba la posibilidad de tener cada uno su mate y repetirlo las veces que uno quisiera , tan solo agregando un poco más de agua hervida.
Generalmente , como niñas que éramos, jugabamos con él haciendo globitos o gorgoritos en el delicioso líquido que emitía un ruido muy característico .
Fue un hogar hermoso dónde primaban las costumbres y lo cálido de la familia.
Ese delicioso mate compartido sellaba cada vez más el cariño y la amistad de gente buena, noble y generosa.
Por ellas, mis entrañables e inolvidables amigas y compañeras de curso, por esa vida de hogar preciosa que viví junto a ellas , es que amo el Sur y su gente .
Por eso ver fotografías de allí me conmueven y tocan el corazón.
No es solo el gusto del
mate y la deliciosa yerba , también es el sabor de la amistad verdadera. genuina, del cariño sincero.
Y aunque Georgina que fue una artista y pintaba hermosos óleos y se fue de este mundo en abril del 2021 y Patricia en Noviembre del 2022, dejando un vacío enorme en nuestras vidas , es que llevo el Sur adherido a mi alma y esas horas en que el mate, la cocina a leña , el pancito amasado con el queso derretido, eran más que simples alimentos : eran familia, amigas entrañables y Amor ....mucho amor del bueno, de esos no faciles de encontrar ni de olvidar.
Fotografía: crédito a quien corresponda .
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