A Sylvia y Mario Maureria
a su hijo Mario, desaparecido,
a todos los desaparecidos.
a su hijo Mario, desaparecido,
a todos los desaparecidos.
Dolor que comparto.
Señor Jesús
hijo de María y José el carpintero:
cuatro son los brazos vacíos
cuatro los puños trizados
cuatro los piés desollados
cuatro las cuencas descuajadas
cuatro las estaciones quebradas en reloj sin esfera
dos las gargantas rotas de gritar su nombre en vano
Señor :
¿en qué oculto confín deambula perdido
el que fruto de mis entrañas y del amor
era nuestro orgullo y esperanza?
La cáustica incertidumbre corróe la razón
y aniquila al más fuerte
Desde el jardín de las sombras
negros lirios
tejen al viento susurros y traen su clamor
¡la flama materna iracunda lanza relámpagos,
parte en dos,
contráe el vientre,
crispa las manos
y sin piedad seca los cántaros
donde el otrora infante libó blanca miel!
¿Recuerdas Señor la angustia de tu madre
en el templo ?
¿ o a Magdalena el tercer día de tu muerte?
¡ Oh Rabboní....rabboní!
Ella enjugó tibios los rubíes que manaban de tu frente
en la ascención al Gólgota,
Nicodemo perfumó de mirra y alóe la torturada carne,
José acunó en reposo su cuerpo en el sepulcro
Señor Jesús :
Su hijo Mario
Su hijo el idealista
sin ser cristiano
sintió tan fuerte tu palabra
en los albores de la infancia
que comprendió el dolor de su pueblo
Impetuoso enarboló banderas
se enroló en la causa del pobre
y borró todas las primaveras
cuando manos en alto desapareció un día
Señor :
¡No pretendemos ser blasfemos
si expongo y declaro que tu actitud no me parece buena!
¡No te pido que tomes el fusil y dirijas la guerrilla
Pero
¡ ponte tu divina toga!
¡ Baja de los altares !
¡Vuélcate en el corazón del pueblo
y asume con justicia
por todos aquellos
que sin llevar tu nombre te siguieron! .
Señor Jesús
hijo de María y José el carpintero:
cuatro son los brazos vacíos
cuatro los puños trizados
cuatro los piés desollados
cuatro las cuencas descuajadas
cuatro las estaciones quebradas en reloj sin esfera
dos las gargantas rotas de gritar su nombre en vano
Señor :
¿en qué oculto confín deambula perdido
el que fruto de mis entrañas y del amor
era nuestro orgullo y esperanza?
La cáustica incertidumbre corróe la razón
y aniquila al más fuerte
Desde el jardín de las sombras
negros lirios
tejen al viento susurros y traen su clamor
¡la flama materna iracunda lanza relámpagos,
parte en dos,
contráe el vientre,
crispa las manos
y sin piedad seca los cántaros
donde el otrora infante libó blanca miel!
¿Recuerdas Señor la angustia de tu madre
en el templo ?
¿ o a Magdalena el tercer día de tu muerte?
¡ Oh Rabboní....rabboní!
Ella enjugó tibios los rubíes que manaban de tu frente
en la ascención al Gólgota,
Nicodemo perfumó de mirra y alóe la torturada carne,
José acunó en reposo su cuerpo en el sepulcro
Señor Jesús :
Su hijo Mario
Su hijo el idealista
sin ser cristiano
sintió tan fuerte tu palabra
en los albores de la infancia
que comprendió el dolor de su pueblo
Impetuoso enarboló banderas
se enroló en la causa del pobre
y borró todas las primaveras
cuando manos en alto desapareció un día
Señor :
¡No pretendemos ser blasfemos
si expongo y declaro que tu actitud no me parece buena!
¡No te pido que tomes el fusil y dirijas la guerrilla
Pero
¡ ponte tu divina toga!
¡ Baja de los altares !
¡Vuélcate en el corazón del pueblo
y asume con justicia
por todos aquellos
que sin llevar tu nombre te siguieron! .