jueves, julio 22, 2010

GOYA Y LAS PINTURAS NEGRAS/ LOS DOS SORDOS DEL ARTE

Comparto con ustedes esta interesante crónica de mi amigo el poeta venezolano ALEJO URDANETA FUENTEMAYOR ,artículo que es parte de sus crónicas en el portal virtual "Galería Virtual de las Artes y Espectáculos".
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 GOYA: PINTURAS NEGRAS


JUDITH Y HOLOFERNES (DE LAS PINTURAS NEGRAS)



Los dos sordos del arte
Merece un breve análisis el caso de Goya en sus Pinturas Negras, que el artista aragonés pintó como decorado de la llamada Quinta del Sordo, lugar situado en las afueras de Madrid adonde se había refugiado para convalecer de una enfermedad. Es un conjunto pintado por Goya al término de su vida, cuando apenas veía. El arte de pintar es labor manual de quien fabrica con sus manos objetos que resultan de su lucha con la materia. Es el artista el que inventa las formas estéticas para elevar la forma a su más alto nivel. De Goya se ha dicho que poseía una mediana formación intelectual, y los que lo han estudiado tienen el convencimiento de que su obra es un enigma. En todo pintor hay una evolución que desarrolla la inventiva del artista: es artesano primero, luego artífice y finalmente artista, y el pintor aragonés de Fuendetodos cumple esta última exigencia de la creación. La obra negra es un mundo nuevo de su producción, y resaltan en él las sombras con las cuales el pintor cierra su tarea creativa. ¿Qué quiso expresar en sus Pinturas Negras? Todavía se formulan hipótesis acerca del significado de estas pinturas, y ninguna simplificación puede aclarar la intención del artista: nunca puede alcanzarse la intención del artista al formar su obra.
Se han comparado las Pinturas Negras con los últimos cuartetos para cuerdas de Beethoven, por constituir en ambos artistas las formas esenciales de su aventura artística y el abandono de los caracteres que definían su manera anterior de crear arte. En las Pinturas Negras prevalecen los tonos negros que dan al conjunto un significado fantasmal y se eliminan los componentes táctiles o de modelado escultórico, para dar a las figuras el carácter de apariciones gestuales que después el expresionismo desarrollará libremente. Deformidad de los rostros que parecen haber quedado en esbozo, temas mitológicos distorsionados para dar mayor efectividad a lo siniestro, el uso de una escenografía teatral.
Saturno devorando a sus hijos sea quizá la prueba demostrativa de mayor fuerza de lo que se ha dicho, al igual que Aquelarre (el Gran Cabrón), donde el demonio con la apariencia de un macho cabrío se viste de monje, rodeado de hechiceros, en una lúgubre escenografía. Las parcas goyescas dibujan al hombre en situaciones de desesperación, cercenan la vida después de crearla, en imágenes grotescas que bien pudieran tener como fondo musical los cuartetos finales del otro gran sordo, el de Bonn. Las apariciones de la Serie Negra sufren el acoso de una indeterminación de formas, en un fondo ocre y negro que parece devorar las figuras.
Goya presenta la España negra y absolutista devoradora de sus hijos, y exhibe la idiosincrasia española con el tema alegórico de la brujería. Ramón Gómez de la Serna resumió el tenebroso mundo pictórico de Goya, al decir: “Todos esos conjuntos carboneros, pintarrajeados con nocturnidad, apedreados de gritos y cuajados de incrustaciones, que llenan las paredes de su casa, son engendros de quien comprende la vida y su revés misterioso. Buscaba una reacción, quejas sin sentido contra las pusilanimidades del mundo…”
Goya y Beethoven, dos artistas unidos por un destino común: la soledad y la ruptura con las formas tradicionales de su propia creación artística.
No todo lo real es racional; lo monstruoso también pertenece a la esencia humana. En Goya se refleja la sombra que cubre el instinto y su manifestación siniestra.
El arte se balancea entre dos extremos: la belleza y la fealdad, y en ambos casos se trata de una creación artística, estética porque conmueve la sensibilidad. Lo siniestro es aquello que está presente en toda percepción humana pero debe mantenerse oculto. Cuando se revela ocurre la ruptura con el efecto positivo de la belleza de la obra. Goya guardó el efecto siniestro detrás de un manto de familiaridad; pero lo reveló en sus pinturas negras.
La Gran Fuga de Beethoven puede calificarse como única. Es una expresión lunar de la música, por su color de palidez mortal y por su forma nueva, con rupturas y silencios que nos recuerdan el espacio tenebroso de Francisco de Goya.

1.-"EL AQUELARRE"

2.-"SATURNO DEVORANDO A SU HIJO"

3.-"VIEJOS TOMANDO SOPA"


4.- "Peregrinación a la Fuente de San Isidro"