miércoles, agosto 01, 2012

SUELDO MÍNIMO EN CHILE


AUMENTO DEL SUELDO MÍNIMO EN CHILE Y LA PENSIÓN SOLIDARIA

Hace tiempo que tengo abandonados mis blogs y mi viejo computador, mis jaleos existenciales me han detenido.  Por febrero estuve en riesgo de morir y una vez más comprendí lo maravilloso que es Respirar y estar en Paz, amar a los hijos, a los nietos, a los hermanos, a los amigos…y a la Poesía, mejor dicho la Literatura, las Artes; porque en este período he devorado libros preciosos,  que  me rescatan y reconcilian.
Previo sentarme a escribir, me preparo una deliciosa taza de té y conecto la Radio Oasis, con Música de mi época, la misma de sus locutores y auditores. Hermanados todos en este querer revivir los momentos inolvidables y bellos. Cuando me encuentro con la pasión viva y las ganas de rebelarme febrilmente, frente  al titulo mencionado arriba, la Cámara de Diputados, el Senado, diarios, televisión, etc. una canción Romántica remece el corazón y  los recuerdos caminan por  todos los recodos, adheridos al alma como una enredadera perenne, que se niega a morir (tema para otro momento) Luego de la ensoñación surgida de la romántica canción, se hace un flash y aparece Elvis Presley, llenando mi habitación de música, como si estuviera dando un salto a mi costado y todo el sonido espectacular de “No seas cruel” lo inunda todo. Curiosamente, cuando pongo Presley en la pantalla, el PC me corrige y pone “Pelvis”, como si supiera de los encantos de este hombre que nos enloquecía de adolescentes con sus movimientos ídem.
Pero volviendo al tema en cuestión, por este tiempo, que he vuelto a trabajar, desde los 65 años, pese a estar pensionada, por “gozar” de la 6ª- parte del que fuera mi Sueldo mensual, que la AFP (Asociación de Ahorro Previsional), dispuso UNILATERALMENTENTE, que los millones de pesos, que yo, afiliada tenía y que me descontaban sagradamente “por ley” todos los meses, debía “extenderlos” hasta los “92 años” sin considerar que soy hipertensa, diabética y otras yerbas, es decir adulta mayor de  alto riesgo. Pero eso no le importa a nadie, porque la ejecutiva frente a mi reclamo, se limitó a decirme:
- ¡Lo siento Sra., pero así lo estipula la Ley” y no hay nada que hacer, lo que podría hacer es ir al Municipio a pedir, que le den una pensión, “un subsidio de ayuda solidaria”, luego que la visite la Asistente Social de su comuna y dictamine si es necesario o no, pero en su caso como la pensión es baja, la pueden ayudar.
Le respondo:
_¡No, no quiero que me ayuden¡_
_ Quiero que me den “Mi dinero”, fruto de  mi trabajo ¡
_¡ Y sólo durante  15 años más, para vivir dignamente¡
Ella argumenta:
Sra.  ¿Pero si vive hasta los 92 años y no hasta cuando usted quiera cómo vivirá?
YO: ¡Eso será “mi problema” y no de su AFP, ni suyo
Ella:
_Sra.  ¡Así lo establece la Ley¡¡ No es mi culpa¡ Pida una pensión solidaria
Yo: ¡Claro que no es su culpa, sino de los que inventaron el sistema “para desplumarnos a los trabajadores, usar nuestros dineros y disponerlos por el tiempo que se les de la gana¡  Hasta a usted le puede pasar cuando tenga mi edad y jubile.
Me mira,  con esas miradas políticamente correctas, planas sin matices, toma un lápiz lo guarda, ordena unas tarjetas, para que me vaya y finalmente toma mi mano y me dice: “Sra. No se aflija más, vaya al Municipio y pida una pensión solidaria ¡Le prometo que no puedo hacer nada¡ Le deseo lo mejor. No deje de hacerlo ¡La ley dice que puede¡
Saco mi mano de la suya, con un poderoso sentimiento de frustración y el recuerdo de aquellos ejecutivos (cuervos) que visitaban mi trabajo antiguo, ofreciéndonos este mundo y el otro al jubilar promocionando su AFP, con folletos coloridos y spot televisivos publicitando beneficios inexistentes para la mayoría, que no leyó ”la letra chica”.
Quisiera ser menos educada en ese momento y gritarles:
¡Váyanse al diablo todo ustedes¡
Pero me paro dignamente y me despido  con los ojos nublados por la ira y la pena, con el corazón lleno de amargura, los pómulos enrojecidos, porque la presión me ha subido.
Me voy caminando por las calles del centro como si nada fuera consistente, que mi mundo se hubiera quebrado en mil pedazos, con el pánico de la vejez in mente y me repito:
¡No quiero ser un cacho para nadie¡ Sólo  me queda seguir trabajando hasta que esté lúcida y bien, después quiero morir sin molestar a nadie. Y vivir en carpe diem hasta que llegue mi momento de partir ¡
Después de tragarme el orgullo y  aconsejada por familiares y amigas, gestioné  la dichosa “Pensión Solidaria”. Fui donde un simpático, pero ineficiente  Asistente Social, de mi Consultorio de Salud, a una cuadra de la antigua casa que arrendaba y vivía  con mi mascota. Me fue a visitar y conversar conmigo, me encontró razón en todo lo que le expuse. Luego  quedó fascinado cuando supo que  yo era poeta y me pidió hasta que le leyera unos poemas. Me pareció demasiado bueno todo: ¿aspirinas? Después  me derivó a  otro lugar para ver la pensión Solidaria. Hice los  trámites, con el documento que me extendió, para que fuera un “encuestador” a  verme. Estuve  sin poder salir  varios días. Cuando vino,  justo yo andaba comprando, ya se iba y no quería entrar porque le tenía miedo a los perros de una vecina que ladraban, y “quería hacerme la encuesta en la calle.” Se molestó mucho porque  le solicité que entrara, para que viera la casa (casa antigua del barrio República) De mal talante me preguntó  frases clisés. Me dio un papelito con una dirección y un plazo de no se cuantos días. Quedaba en  la punta del mundo el lugar y debí tomar 2 micros diferentes y caminar largas cuadras hasta llegar a la institución señalada.  Tuve que esperar un rato, para que finalmente me llamara  una mujer administrativa, que no era Asistente Social (nunca la vi, sólo su firma) y me dijera que mi puntaje era de 12 .770 punto, demasiado alto, para cualquier beneficio. Me quedé muda. Le pregunté si lo podían hacer de nuevo, porque era demasiado, ya  que ni siquiera era propietaria y si podía dejar un reclamo por el encuestador. También que el Asistente Social del centro de Salud, lo daba por hecho.
Me pasaron un papel y un lápiz para que lo dejara reclamo. Así lo hice, sabiendo que lo dejarían en un cajón olvidado.
Cuando le expliqué a la administrativa la problemática de arrendar, me dijo  que fuera a Reclamar por el puntaje a otro lugar del Municipio, que quedaba al extremo de la ciudad. Cuando fui, la persona que me nombraron estaba con licencia médica y me atendió otra que la subrogaba y me dijo, que ese puntaje era definitivo y etc., etc. y etc., que no se podía cambiar, porque el gobierno no se que cosa. Finalmente: humillante y vejatorio.
Me enojé conmigo misma por ser tan ilusa e imaginar que algo resultaría. Había gastado dinero y tiempo,  me repetí que  en este país a nadie le importa nadie. Y que  mi drama era el drama de muchos jubilados y pensionados, que vivíamos solos.
Siempre supe que no hay más alternativas que seguir trabajando hasta que uno pueda y si es que se encuentra a esta altura, sin hacer  exigencias mayores.
Lo curioso que hace como 1 año, hicieron un reportaje en televisión y mostraban personas solventes e incluso una dueña de pastelería en el sur, con bajos puntajes, como indigentes, que tenía pensión Solidaria, beneficios y ayuda económica en comestibles y mostraban a otras madres de familia en la pobreza misma con altos puntajes. Otros con beneficios de viviendas, funcionarios corruptos que arreglaban a su favor los beneficios. Tal vez por ello eran tan drásticos con los que somos nn.
Afortunadamente me puse a trabajar 3 mediodías en la semana y estudiar Medicina  Alternativa Holística (Reiki, Aromaterapia, Gemoterapia) trabajé tantos años en Salud como educadora, que conocía el tema y las necesidades propias y ajenas.
Además estos conceptos y estas disciplinas espirituales son una medicina que ayuda el alma, más que nada.  Nunca tendré una propuesta mercantil en mi vida, así que más que nada es alimento espiritual y de sanación cuando alguien me requiere.
En este caminar laboral como adulta mayor,  me he sentido contenta de poder ser útil, de estar frente a un computador, hacer RRPP, seguir creando, sentirme vigente, preparada y convincente. Demostrarme a misma que me queda cuerda para ser autosuficiente; sin  embargo  me cuesta levantarme en las mañanas. Afortunadamente entro a las 10:30 AM. Los años pesan y no pasan en vano.
En las tardes cuando suelo irme más tarde de lo que debiera, porque siempre hay algo pendiente y uno quiere mostrar eficiencia ,me encuentro cara a cara, como muchos ciudadanos chilenos con ese vejatorio  bus, sistema, Invento Diabólico llamado Transantiago, que impuso en Chile un ciudadano político de “primera” , que cuando vio el desastre no encontró nada mejor a semejanza de Pilatos, lavar  su manito izquierda  y derecha, inculpando a su camarada, mujer inteligente; poseedora del título de una de las más queridas por el pueblo e  insertas en la política chilena; me incluyo en el cariño y admiración, pero la quiero a “ella sola”; sin los oportunistas y frescos que sacaron partido y se olvidaron que el dinero era para beneficiar al pueblo y no sus bolsillos.
Entonces vuelvo la realidad y uno se abruma. Escucha las peleas  de los parlamentarios por la TV, que sólo les importa lo que proyectan y tener adherentes, hablando del Salario mínimo, que es una vergüenza:
_¡Y CLARO QUE  ES UNA VERGUENZA¡.
 Cuando uno observa la realidad ajena: las madres,  los padres que  van a trabajar y vuelven por las tardes  cansados, agobiados, haciendo todo lo posible e imposible por sus hijos con un salario miserable que no alcanza  para sujetar su realidad con todas sus necesidades.
De pié, afirmada en el sujetador del micro, me pregunto tantas cosas de vuelta a mi casa, donde me espera mi amorosa Coca, mi perra leal, que con sus almibarados ojos, y sus saltos de alegría me hace olvidar el cansancio del día y este preguntarme :
_¿Qué cerebro perverso inventó el Salario Mínimo, las AFP, las Isapres, la explotación del hombre por el hombre, la falta de amor y  de conmiseración, génesis de todo lo gris de éste mundo?