domingo, diciembre 21, 2008

CIRQUE DU SOLEI Y TRAPECISTAS SUICIDAS


Cuando entramos a la gran carpa del circo Du Solei con mis fascinados nietos, las luces centellantes se mimetizaban con la algarabía del publico expectante.

El sonido singular de los tambores y el tamborileo incesante seguian trayéndonos aires medievales,..y la acordeón nostálgica recibiendo a la cantante italiana Francesca Cagnon, que en su media lingua grita con el alma: ¡Alegria..alegría¡, mientras en la pista , empiezan aparecer singulares personajes, figuras extrañas y pintorescas, arrancadas de una comparsa de Moliere. En medio de graciosos ydelicados pasos emergen arlequines estilizados, de rostros blancos como maquillados con polvos de arroz,bailarinas hermosas vestidas de tules blancos, celestes, rosados, sutiles, etéreas, centauros coloridos, enmascarados y pintados exageradamente, juglares finos, delicados, caminando en puntillas, pidiendole permiso al suelo por rozarlo, para finalmente doblarse como frágiles juncos, sujetos a la punta de sus zapatillas de ballet, saludando al público, que aplaude fascinando ante tanto regalo para sus retinas..la noche se ha vuelto mágica..impresioantemente mágica..allí están todos ellos para hacernos soñar, llevarnos a lo más profundo de la niñez, de lo más puro e inocente del ser humano.

Con la misma fuerza que irrumpieron y se apoderaron de la pista y de nosotros,se van..desaparecen.

Observo a mi nieta de 9 años, ella mira embelesada, arrobada, entregada a esa maravilla que es el Circo Du Solei, donde personajes, piruetas y baile, se han conjugado para sacar sinfonias de nuestro corazón...que está apretado por los golpes sincopados de la música y la emoción..

Se hace un silencio total e irrumpe nuevamente la música y Francesca, la cantante vestida de tules, deslizandose, como si fuesen sus piés sobre una cajita de música, sutilmente por el borde de la pista, canta algo que más que canción , es un poema,mientras los trapecista vestidos elegantemente de blanco y plateados bordados, se adueñan del cielo...unos juglares presurosos , antes,han corrrido a cubrir la pista que yace a varios metros de distancia..esa red que salvaguardará sus vidas.

Los trapecistas no parecen humanos, sino principes alados, sacados de la mitología, de alguna leyenda, y se vuelven halcones o palomas aladas , que nos hablan de Libertad, porque en esos giros, esos arabezcos suicidas magnífiicos, hay una presición responsable, un trabajo profundo, que luego el oficio lo hace parecer con entrañable soltura y una casual expresión, como si esas largas horas de ensayo diario, no existieran..y Francesca la italiana sigue con su música propia.y con voz nostálgica, casi triste entonando: "Vai bambimo vai vedrai"y habla del "se la sonrisa que hará más facil este dolor de la partida, esa partida que guarda en el paraiso"..--y asi me sucede, que entonces conmovida, pegada al asiento, me quedo clavada mirando el cielo y los ojos nublados por el recuerdo , con el alma estremecida, relaciono la música, el vuelo suicida de los artistas con un recuerdo que duele porque de improviso... uno de los halcones, da un salto mortal y se lanza al vacío, se escucha un "Oh¡ general..y ese oh¡ me duele a mi más que a nadie, y se me aprietan todos los músculos del estomago y las manos sujetan el asiento, casi arañandolo, porque no he visto caer al trapecista sobre la red..sino a a los suicidas que se lanzan al vacío, para apagar esa angustia que corroe las entrañas..un nuevo redoble de tambores y la musica que anuda mi estomago, mi alma,...me limpio las lágrimas en la oscuridad para que mis hijas y mis nietos embelesados no sepan de esta pena , de este dolor , como dice la canción "questo dolore del bambino que io guardo en el paradiso"..y otra vez , un trapecista se lanza y cae sobre la red....

Francesca sigue con su canto, y yo me muero en el asiento pegada,sollozando por toda la eternidad..y escuchando su ultima estrofa "Vai bambino vai vedrai..buona fortuna..buona fortuna"...

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